miércoles, 20 de agosto de 2008

PATRIMONIOS Asoción Civil, siempre al frente de la formación para la conservación del Patrimonio Cultural


PATRIMONIOS, Instituto de Capacitación para la Conservación del Patrimonio Cultural y Natural, es una Asociación Civil sin fines de lucro, que ha brindado su experiencia en función de dar a conocer los valores e importancia de lo nuestro, de lo que nos identifica como venezolanos, tanto en lo cultural como natural.

Desde 1997, ha desarrollado diferentes programas formativos dirigidos a jóvenes, niñ@s , adultos, comunidades organizadas, entre otros. Los talleres de sensibilización y valorización del Patrimonio Cultural han fortalecido en el tiempo la experiencia de esta Asociación Civil.

Los programas dirigidos especialmente a los niñ@s, registrado como Patrimonio para niños, ha contado con el apoyo directo, en estos últimos años, del Instituto Metropolitano del Patrimonio Cultural de Caracas, por lo que ha logrado la pulicación del cuaderno de colorear "Conozcamos a Caracas, nuestra ciudad" siguiendo la serie original, desarrollada originalmente en el Estado Mérida con el cuaderno "Conozcamos a Mérida, nuestra ciudad".

Esta última experiencia en la ciudad de Caracas, ha madurado el concepto y objetivo de este programa, el cual se sustenta en dar a conocer a los niñ@s los valores e historia de sus patrimonios inmediatos, locales, cotidianos, los que viven el día a día.

Los trabajos logrados, se pueden compartir y multiplicar, siempre con el horizonte marcado en fortalecer nuestra identidad y sentir nacional.


Si desean compartir o solicitar los servicios profesionales de PATRIMONIOS, A.C. deja tu mensaje en este Blog.

viernes, 11 de abril de 2008

GESTION DEL PATRIMONIO CULTURAL, ALGUNAS REFLEXIONES

MARCO CONCEPTUAL
Gestión del patrimonio cultural
Término en inglés: Cultural Heritage Management.
Definición: Conjunto de actuaciones destinadas a hacer efectivo el conocimiento, conservación y difusión de los bienes patrimoniales, lo que incluye ordenar y facilitar las intervenciones que en él se realicen. Consta de tres apartados: (gestión planificadora), control (gestión controladora) y difusión (gestión difusora). (ABEJON Teresa, MALDONADO Ángeles, CINDOC-CSIC, Estudios de lenguajes especializados en español, www.eslee.org)
La Gestión del Patrimonio Cultural, definida como el conjunto de actuaciones destinadas a hacer efectivo el conocimiento, conservación y difusión de los bienes patrimoniales, es un ámbito de especialidad que ha tenido un gran desarrollo en últimos tiempos.
Por tanto dentro de las actuaciones de los gobiernos nacionales, regionales y municipales están cada vez más abocados en utilizar el patrimonio cultural, como importante motor del desarrollo, mediante la valorización de los principales sitios del patrimonio cultural, la rehabilitación de ciudades históricas y los centros urbanos, entre otros. La cuestión de la gestión del patrimonio cultural a tomado roles protagónicos que demuestran que la recuperación de la identidad cultural de una sociedad, fortalece el crecimiento y desarrollo de sus individuos en los ámbitos políticos, económicos y sociales en función de garantizarles una mejor calidad de vida y de disfrute de sus recursos culturales.
FUNDAMENTOS
Patrimonio cultural
Término en inglés: cultural heritage.
Definición: Todos los bienes muebles, inmuebles o inmateriales relacionados con la historia y la cultura que por su valor histórico, artístico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico o técnico merecen una protección y una defensa especiales, de manera que puedan ser disfrutados por los ciudadanos y puedan ser transmitidos en las mejores condiciones a las futuras generaciones. (ABEJON Teresa, MALDONADO Ángeles, CINDOC-CSIC, Estudios de lenguajes especializados en español, www.eslee.org)
El siglo XXI demanda el ejercicio de enfrentar nuevos modelos de actuación para la conservación del patrimonio cultural, los cuales hay que institucionalizar e interiorizar. Estos modelo, deben lograr el equilibrio entre el desarrollo político, económico y la conservación, sin que uno ponga en peligro al otro.
El patrimonio cultural debe generar un desarrollo, sostenido sobre la base de las voluntades políticas, que revierta en su tutela y a su vez, fomente su puesta en uso social, lo que implica la necesidad no sólo de la intervención adecuada de gestores especialistas en materia de conservación del patrimonio cultural, sino también la formación de la comunidad beneficiaria, en el sentido mismo de la valoración y conocimiento de sus raíces culturales e identidades.
La puesta en marcha de programas para la conservación del patrimonio cultural requiere de actuaciones coordinadas que garanticen resultados efectivos en calidad técnica, tiempo e inversión económica. Abordar los problemas de manera integral avala la acción compartida de gestores, generadores y beneficiarios que se abocan a recuperar o conservar el patrimonio cultural que los identifica como un único grupo social.

miércoles, 5 de marzo de 2008

YA SE PUBLICO CONOZCAMOS A CARACAS ... NUESTRA CIUDAD

Como se había anunciado ya salió la publicación de los cuaderos de colorear del Programa Patrimonio para nin@s editado por el Instituto Metropolitano del Patrimonio Cultural de Caracas de la Alcaldía Mayor. Solicitalo por el 0058-212-5344434.

jueves, 7 de febrero de 2008

PROXIMAMENTE, CONOZCAMOS A CARACAS NUESTRA CIUDAD, CUADERNO DE COLOREAR

Dedicado a todos los niños y niñas Caracas y a los abuelos que gozan del saber de sus vivencias.


Cuando era niña me preguntaba ¿por qué debo ir a la escuela?, ¿por qué debo aprender geografía e historia?, ¿por qué tantas cosas?, desconocidas todas. La verdad que lo que mas me gustaba era oír las magníficas historias que mi papá, Alberto (1929-1993), me contaba de sus tremenduras de cuando era niño y vivía en Caracas.
Pensaba que eran obra de su imaginación, pero lo mejor de todo es haber descubierto en el tiempo, que cada aventura que me narraba tenía grandes ingredientes de magia y realidad, de lo que Caracas hacia gala para esos años de su infancia.

Cada una de esas historias las guardo en mi memoria, pero además me ayudaron a entender no solo la geografía y la historia que me enseñaron finalmente en la escuela, sino también me permitieron a conocerme a si misma y así vivir en armonía, en comunidad y lo mejor, sentirme muy caraqueña.

La historia Conozcamos a Caracas, nuestra ciudad, editada en esta oportunidad por el Instituto Metropolitano del Patrimonio Cultural de la Alcaldía Mayor de Caracas, es parte de una experiencia que se maduró a través de PATRIMONIOS Asociación Civil sin fines de lucro, en 1997, teniendo como criterio que la identidad de un individuo está estrechamente ligada al reconocimiento de su patrimonio cultural inmediato, y esto se debe reforzar desde la infancia, bien sea en el ámbito de la educación formal o informal.

Como premisa se considera que al permitirle a los niños, niñas y jóvenes el derecho a reconocer quienes son, reconocer el entorno donde se desarrollan, conocer la historia y el patrimonio tanto natural como cultural que los rodea, entre otros aspectos, podrán defender estos valores con la visión de compromiso a futuro de multiplicar sus conocimientos, lo cual nos garantizará la conservación de nuestra memoria, identidad y valores patrimoniales.

Conozcamos a Caracas, nuestra ciudad, está dirigido a todos los niños y niñas que viven el ella, que día a día recorren sus calles cuando van a la escuela o cuando salen a pasear. Reconocer puede ayudar a valorar.

Los cuadernos de colorear, parte de la serie Patrimonio para niños se encontrán proximamente en las oficinas del Instituto Metropolitano del Patrimonio Cultural de Caracas. Para mayor información llamar al 0058-212-5644434



martes, 5 de febrero de 2008

PATRIMONIO, COMUNIDAD Y PARTICIPACION

PATRIMONIO, COMUNIDAD Y PARTICIPACIÓN. [1]

LA PARTICIPACIÓN COMUNITARIA COMO CENTRO DEL ESCENARIO

Dentro de los más recientes planteamientos en torno al tema de la cultura, el papel social que esta representa dentro de la dinámica de la sociedad, ha convertido al individuo común en el eje

fundamental de toda su producción creativa, lo que implica que las políticas, estrategias, proyectos y declaraciones, asuman la participación comunitaria como problema imprescindible en el abordaje de sus realidades.
En la década de los 90´ se produce un cambio sobre la reflexibilidad humana, su naturaleza y su espiritualidad como principio de la comunidad global. La cultura como parte de la cotidianidad se involucra en escenarios múltiples, donde la práctica social se incluye dentro de los procesos de decisión y los procesos de desarrollo.
Los organismos de cooperación internacionales, regionales, sub-regionales y nacionales en su mayoría incluyen dentro de sus políticas el hecho de la participación comunitaria.[2] Las demandas continuas de las poblaciones en participar, han producido cambios dentro de los esquemas políticos; los procesos de descentralización, son parte también de esa necesidad de ampliar las posibilidades de participación de manera individual, colectiva y geográfica, por lo que tiene hoy en día una legitimidad política sobre la base del ideal democrático.[3]
Fuentes del Banco Mundial demuestran que “la participación no debe limitarse a algunas etapas del proyecto”, esta debe estar presente en cada ciclo del mismo, lo que garantiza la efectividad de este, además que genera la elevación de la autoestima individual y colectiva, “fuerza de enormes potencialidades”.

LAS CARTAS INTERNACIONALES DE CONSERVACIÓN Y LA PARTICIPACIÓN COMUNITARIA

Con el espíritu y los valores de la Carta de Venecia (1964), se desarrollan la mayor parte de los principios de conservación y restauración del patrimonio construido. En la evolución de estos tratados, se puede observar como el sentido social de la restauración siempre ha estado presente y como en el transcurrir de los años, la experiencia participativa de las comunidades se ha ido amalgamando a la realidad histórico-social del momento.

En la Declaratoria de Amsterdam (1975), dentro del manejo del concepto del patrimonio construido como parte del patrimonio cultural, especifica que la responsabilidad de la conservación está sobre las autoridades locales y llama a la participación ciudadana como parte interesada de los planes de conservación.

Los problemas sociales y la conservación integral deben progresar de manera simultánea con sus referencias de escalas de valores. Los intereses culturales de un pueblo se deben considerar como parte del beneficio social.

En la Carta Internacional para la Conservación de Poblaciones y Áreas Urbanas Históricas , del ICOMOS (1987), el tema de la participación se profundiza y sé específica más directamente al acotar que la actuación de las comunidades es imprescindible en la conservación de las áreas históricas, por ser sus habitantes los protagonistas esenciales del proceso. En tal sentido proponen incorporar programas informativos desde la edad escolar. En su Artículo 3 dice: “La participación y el compromiso de los habitantes son imprescindibles para conseguir la conservación de la población o áreas urbana histórica y deben ser estimuladas. No se debe olvidar que dicha conservación concierne en primer lugar a sus habitantes.”, y su Artículo 15. reza: “Para asegurar la participación activa e implicar a sus habitantes, se debe realizar un programa de información desde la edad escolar. Deberán facilitarse las acciones de las asociaciones para la conservación y adoptarse las medidas financieras apropiadas para asegurar la conservación y restauración.

En la última carta sobre Principios para la Conservación y Restauración del Patrimonio Construido de la convención de CRACOVIA (2000), la presencia de las comunidades forma parte del eje central del documento. Afirma como principio que son las comunidades las responsables de la identificación del patrimonio y de la gestión de este, situación que ya no recae solamente sobre el juicio crítico de los expertos profesionales y autoridades. Se hacen señalamientos sobre conceptos intangibles como el de la “memoria colectiva”, que implican la necesidad de conservar los valores propios de su patrimonio.

“La pluralidad social implica una gran diversidad en los conceptos de patrimonio concebidos por la comunidad entera; al mismo tiempo los instrumentos y métodos desarrollados para la preservación correcta deben ser adecuados a la situación cambiante actual, que es sujeto de un proceso de evolución continua. (...)” (AA.VV. 2000).

La formación y la educación en el área del patrimonio es otro de los puntos resultantes del texto. Se propone la incorporación de planes formativos en los sistemas educativos nacionales en todos sus niveles, sobre cuestiones de patrimonio cultural, como mecanismo de integración de las comunidades en el reconocimiento de su patrimonio cultural, sosteniendo que estas deben exigir su participación activa dentro de los proyectos de restauración.

INDIVIDUO Y PARTICIPACIÓN

Como parte de los designios de la cultura del hombre moderno, se evidencia la individualización del ser, aunque la propia historia nos demuestra como el individuo en sus momentos cumbre de emancipación a logrado sus objetivos a través de los esfuerzos colectivos. “Participar hace a la naturaleza del ser humano. La participación eleva la dignidad del hombre y le abre posibilidades de desarrollo y realización”.[4]

En la medida que el individuo se siente tomado en cuenta sobre los procesos que se desarrollan en su entorno, sean políticos, económicos o sociales, en esa misma medida él podrá participar objetivamente en estos. La educación no formal es la herramienta más eficaz para potencializar a los actores de la participación dentro de los escenarios de acción donde se involucren. El acceso a la información y al conocimiento ofrece mejores oportunidades de equidad en la dinámica del desarrollo, una mayor socialización puede cambiar el rumbo, el pensamiento de todos los miembros de una sociedad.

La participación individual genera la participación colectiva, siendo esta un derecho inalienable del hombre y su comunidad, es parte de los Derechos Humanos, frecuentemente silenciado. “La participación es un fin en sí mismo”.

En la actualidad los actores sociales son capaces de intervenir en los espacios públicos, con derecho a tener derechos, donde las identidades culturales se reafirman y son esencia de la capacidad integradora de la modernidad con todo y la diversidad cultural manifiesta.

GESTIÓN DEL PATRIMONIO Y PARTICIPACIÓN

El siglo XXI nos exige un cambio sobre la eficiencia de las organizaciones. La gerencia de calidad, con la organización, control de normas y procesos de funcionamiento garantizaban la eficiencia, pero la vanguardia de la gerencia debe actuar de manera “inteligente”. La organización solo puede ser generada operando a través de equipos de trabajo, que aprenden, innovan, se adaptan y buscan caminos para construir.

La transparencia de las acciones y la confianza son elementos deseados para la gestión del patrimonio en la actualidad, por lo que la participación es un arma de mediación para mantener o superar el rendimiento.[5]

Sin embargo en los hechos, la participación comunitaria demuestra severas resistencias, tanto por parte de quienes conducen los programas por crear expectativas falsas o por parte de las comunidades mismas por falta de estímulo o interés en la participación, creada por las frustraciones o desconocimiento de los procesos.

Otro punto importante a destacar es el de la necesidad de sustentabilidad de los procesos. Las actividades para lograr las metas de un proyecto se deben desarrollar de tal modo que luego de terminada la participación del organismo responsable, la comunidad quede con las bases, el estímulo y la capacitación para seguir sosteniendo el producto. En tal sentido se debe pensar en una efectividad no solo a corto plazo, sino también en una efectividad suscrita a mediano y largo
plazo, así implique inversiones mayores de tiempo y dinero en su fase inicial, a lo que se refiere en involucrar a las comunidades dentro de los procesos. La relación costo/valor, no solo se puede ver desde el punto de vista economicista, este tipo de participación genera productos como el ascenso de la autoestima y la confianza en las fuerzas de la comunidad, como responsabilidad compartida y valores para su organización.

La comunidad para la cual se promueve un trabajo, nunca debe subestimarse. Por lo general los sectores directivos y los profesionales tienen una concepción desvalorizadora acerca de las capacidades de las comunidades para entender los problemas que los circundan. Las comunidades tienen algo sumamente valioso, que lo denominaremos “capital social”, reforzado este por valores compartidos, cultura, tradiciones, sabiduría acumulada, redes de organización, expectativas de comportamiento, etc. Movilizar este capital social es el reto, ya que este capital es el único que aumenta con su uso, no se deprecia.

[1] Estas reflexiones fueron elaboradas como trabajo final para el taller “PATRIMONIO MODERNO” dictado por el Prof. Lorenzo González y organizado por la Coordinación de Postgrado de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UCV. Posteriormente en febrero de 2002, fue presentado como ponencia en el I Encuentro Cultural de las Américas, realizado en Ciudad Bolívar. (VELASCO 2002)

[2] Entre ellos el Banco Mundial publicó el 1996 un libro “maestro” sobre la participación, donde señala que ” las personas afectadas por intervenciones para el desarrollo deben ser incluidas en los procesos de decisión”. (...) El BID editó en 1997 el Libro de Consulta sobre participación. En su introducción se afirma que “la participación no es simplemente una idea sino una nueva forma de cooperación para el desarrollo en la década de 1990” (...) La OCDE (1993) reconoce que “la participación más amplia de todas las personas es el principal factor para fortalecer la cooperación para el desarrollo. El PNUD (1993) señala “la participación es un elemento esencial del desarrollo humano” y que la gente “desea avances permanentes hacia una participación total”. (KLIKSBERG 2000: 167-168)

[3] La participación tiene una legitimidad macroeconómica y gerencial. Es percibida como una alternativa con ventajas competitivas (...). , allí aparece la participación, no como “imposición de algún sector, sino como una oportunidad”. ”. (KLIKSBERG 2000: 169)

[4] El informe sobre desarrollo humano de las Naciones Unidas centrado en la participación (1993) señala: “Una participación mayor de la población no es más una vaga ideología basada en los buenos deseos de unos pocos idealistas. Se ha convertido en un imperativo, una condición de supervivencia” (KLIKSBERG 2000: 193)

[5] Peter Drucker (1993) plantea agudamente: “El líder del pasado era una persona que sabía cómo ordenar. El del futuro tiene que saber cómo preguntar” Necesita imprescindiblemente de los otros. (KLIKSBERG 2000: 181)

VALORES DE RECONOCIMIENTO Y VALORES DE CONOCIMIENTO, Una herramienta para la valorizacón del patrimonio cultural

El término cultura con frecuencia se utiliza para referirse a los productos intelectuales, musicales, artísticos y literarios de una sociedad, la “alta cultura”. En la antropología el concepto de cultura se refiere a todas las formas de vida de una sociedad: valores, prácticas, símbolos, instituciones y relaciones humanas.

El Patrimonio Cultural está dominado por estas dos tendencias, por lo culto y por lo oculto, es decir por lo dominante y lo popular. Ambas posiciones son asimiladas por herencia, bien sea de la vivencia socializada de la escuela, la familia o simplemente por la intuición a través de la relación con el medio geográfico en que se desarrolla la actividad cotidiana.
Con esta premisa se puede manifestar que todos de manera consciente e inconsciente tenemos presente la idea del patrimonio cultural.

Según el diccionario Larousse, patrimonio se define como: “Hacienda que una persona hereda de sus ascendientes/ fig. Bienes propios adquiridos por cualquier título”.
Dentro de este concepto muy general se desglosa un término clave para poder entender la razón de patrimonio: la herencia, que según el mismo diccionario se conoce como: “Derecho a heredar. Bienes y derechos que se heredan”, es decir, “suceder por disposición testamentaria o legal en los bienes y acciones que uno tenía al tiempo de su muerte”.

Así, con estas dos definiciones es posible identificar la importancia y la responsabilidad que se tiene ante el traspaso de la herencia en tanto a que se identifiquen los bienes o aquello que tiene en si mismo el complemento de la perfección en su propio género o lo que es objeto de la voluntad, que como seres racionales estamos en la capacidad consciente de clasificar.
Con esto, el proceso de identificación del patrimonio comienza en el mismo momento en que los individuos o grupos sociales aceptan un “bien” de manera consciente, catalogándolo propio y único como objeto que se puede traspasar o heredar como parte de una identidad. La identidad reconoce al individuo, hace que dos o más cosas distintas parezcan y se consideren como una misma.

A través de este proceso voluntario de reconocer y agrupar cosas distintas como producto de una identidad, se generan un conjunto de bienes muy propios, que como producción de la evolución del conocimiento del hombre son el resultado de una cultura, entendida esta como el conjunto complejo y numeroso de bienes de carácter espiritual y material; forma común aprendida por herencia, traspaso o adquisición de derechos.
Es así como finalmente entonces es posible definir el patrimonio cultural de manera más específica como: El conjunto de bienes, producidos por el hombre, de carácter espiritual y material que se heredan de los ascendientes y que identifica a cada grupo social particular.

VALORACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL. VALORES DE RECONOCIMIENTO Y VALORES DE CONOCIMIENTO.

Un valor es lo que enriquece, lo que aporta una ganancia, lo que hace que algo sea apreciado, querido, deseado. En el caso de las personas, un valor es lo que nos aporta dignidad, lo que acrecienta nuestra humanidad, lo que aporta calidad a nuestras vida. Nadie puede sustentar su vida sobre algo que no tenga valor, que no sea valioso para su proyección de existencia como persona o como parte de un grupo social. Entre el conjunto de valores que enriquecen a la humanidad, están los valores culturales, considerándolos básicos y por lo tanto inintercambiables e innegociables, por ser estos los que modelan la identidad social. Estos son la base para el reconocimiento y aprecio de nosotros mismos como seres que compartimos en sociedad.
Entonces con la premisa de considerar que la cultura afecta el desarrollo de la sociedad, en términos subjetivos, esta se desarrolla sobre valores, actitudes, creencias, orientaciones y suposiciones subyacentes que prevalecen entre las personas que conforman una colectividad, caracterizando el modo de proceder y de ser de cada uno en su conjunto.
Es así como el patrimonio cultural definido como el conjunto de bienes materiales o espirituales producidos por un grupo social durante su evolución histórica, con los cuales se identifican, primeramente tienen una aceptación afectiva-emotiva, porque se experimentan como algo bueno, bello, satisfactorio y por lo tanto deseable de tener, mantener y disfrutar. En este sentido precisamos los valores como principios de sabiduría con los cuales respondemos y justificamos las necesidades de nuestra existencia, del ser y del querer ser. Desconocer o ignorar el sentido de los valores de un elemento determinado apuntan en negar la razón misma de su existencia y por ende de su permanencia.

La valoración del patrimonio cultural tiene sentido, si solo si, son parte de las necesidades del grupo social al cual pertenece el bien patrimonial, en el enriquecimiento y afianzamiento de su identidad cultural, de manera de comprender en profundidad el comportamiento y acciones que identifican a los seres los unos con los otros y con ellos mismos.

Las necesidades no solo son la falta de algo, también son potencialidades que motivan y movilizan a un grupo social a generar acciones renovadoras que satisfacen un proceso de evolución o cambio social. De allí la dinámica de los procesos de valoración del patrimonio cultural, los cuales deben ser continuos y de visiones amplias adecuadas a las necesidades históricas y sociales en que se vive.

De esta manera podemos definir que las necesidades humanas, tanto espirituales como materiales, conducen el justo valor que le otorgamos a cada una de las cosas o bienes que producimos. Los valores son los filtros de lo que deseamos ser, tener, hacer y estar, es decir, son los que justifican el verdadero sentido de existir.

Estas cuatro categorías existenciales: ser, tener, hacer y estar, se pueden articular con diez categorías de necesidades: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad y trascendencia, formando una matriz en la que podamos situar de un modo más comprensible los valores y los campos en los cuales cada uno de ellos responde al conjunto de necesidades culturales de un grupo social.

El hecho de considerar un bien material o espiritual como patrimonial, es decir, que es susceptible a dejarlo como herencia a las generaciones venideras, lo carga de valores que responden a necesidades de subsistencia, de protección o conservación, de afecto, de disfrute, ocio y participación, de identidad, libertad y trascendencia del hecho patrimonial. Cada una de las categorías antes mencionadas se amoldan a las necesidades básicas de existir y construir.

Para estimar el valor del patrimonio cultural debe tomarse en cuenta las necesidades sociales que lo modelan en su momento histórico, considerados valores subjetivos que no se reflejan en la economía de mercados, donde comúnmente se usa el término valor.
Entonces visto el patrimonio cultural dentro de dimensiones netamente sociales, no como pasivo de la historia sino como activo de la memoria y de la identidad, se puede categorizar los valores de un bien patrimonial cultural dentro de las cinco siguientes variables: [1]

1. Valor de ser o existencia: el hecho de la sola presencia, material o inmaterial de un bien patrimonial, produce beneficios en las comunidades, incluso si algunos de sus individuos no toman parte de ninguno de sus alternativas de uso, disfrute o consumo.
2. Valor de prestigio: el hecho de poseer un determinado bien patrimonial que contribuya a un sentimiento de identidad regional, nacional o mundial, hacen que de acuerdo a su categoría contribuya a la notoriedad de determinado grupo social.
3. Valor de opción o elección: El grupo social poseedor de un bien patrimonial tiene el beneficio y la posibilidad de asistir, disfrutar y beneficiarse de estos acontecimientos patrimoniales incluso si no llegaran a hacerlo realmente.
4. Valor de educación: el conocimiento de la esencia del patrimonio cultural contribuye a la promoción de los valores históricos y sociales que afianzan la identidad de los individuos y al desarrollo del pensamiento creador de una sociedad.
5. Valor de legado: la herencia cultural beneficia a los individuos o a los grupos sociales en dejar como legado una base cultural a las generaciones futuras, aunque ellas mismas no hayan tomado parte en el proceso de reconocimiento del bien patrimonial.
Los procesos de reconocimiento de estos valores, intrínsecos en su esencia, son elaborados por los grupos sociales de manea intuitiva. Algo es considerado patrimonio cultural, porque identifica a un grupo social, lo reconocen y le dan valor, por lo general uno de los mejores beneficios de estos valores son los activos sociales y espirituales, aunque estamos acostumbrados a solo ver los beneficios económicos que algo puede otorgar.

En esencia se puede afirmar que los valores adjudicados a un bien patrimonial vienen definidos por el grupo de necesidades de existencia y permanencia de los grupos sociales actores de su propia historia. En este sentido, se crea una matriz que nos demuestra como las cinco variables de valores definidas, responden a las diez categorías de necesidades involucradas, concluyendo que las necesidades sociales existenciales son las que construyen valores que justifican la importancia de un bien patrimonial.

Hasta ahora hemos precisado valores netamente sociales, los cuales se definirán como valores de reconocimiento, demarcados estos como los valores que adquiere el patrimonio cultural a través del reconocimiento de este por su propio grupo social. Los valores de reconocimiento se manejan de manera reflexiva intuitiva, de acuerdo a las necesidades de dejar huella, hacer historia o reforzar identidades culturales.

Después que un bien patrimonial gana valores de reconocimiento demarcados por su comunidad, inmediatamente demanda el avaluó de los valores de conocimiento, que como todo valor va a beneficiar con la comprensión profunda del hecho patrimonial.
Así como el compromiso de los valores de reconocimiento son netamente sociales, los valores de conocimiento son responsabilidad de los expertos en el área de la conservación. También se producen de las necesidades de profundizar el entendimiento del bien patrimonial de manera técnica y científica a fin de tomar decisiones para su intervención y recuperación de manera sustentada, con el sentido de no perjudicar el valor de autenticidad de la cual gozan todos los bienes patrimoniales tanto materiales como espirituales.

De acuerdo a la tipificación establecida para la clasificación del patrimonio cultural, bien sea este tangible o intangible, el estudio para su valorización se demarcan dentro de dos categorías de valores de conocimiento: los históricos y los estéticos, que responden a necesidades técnicas de identificación, descripción, comprensión, juicio crítico y toma de decisiones.
Valores históricos: son todos los aportes que atribuye lo relacionado a la evolución real del bien patrimonial en el tiempo en un sentido filológico, no solo en su instancia física sino también en la mundología social.
Valores estéticos: Son las características artísticas, arquitectónicas, urbanas, lúdicas del bien patrimonial, que enriquecen su percepción e interpretación en el tiempo real.

[1] De acuerdo a FREY (1997:173) se han seleccionado las variables enunciadas utilizadas para el estudio de los valores del arte que no se reflejan el mercado. A efecto de esta investigación se han tomado como referencia considerando que condicionan el valor real del patrimonio cultural y se han adaptado a los conceptos manejados, logrando crear lineamientos propios a la investigación planteada.
Texto original: Arq. Fabiola Velasco (2005)

PATRIMONIOS PARA NIÑOS, Derecho a saber quien soy

PATRIMONIOS, Instituto de Capacitación para la Conservación del Patrimonio Cultural y Natural - Asociación Civil creada en 1998

“DERECHO A SABER QUIEN SOY”
RESUMEN DE LA EXPERIENCIA

FECHA E INICIO DEL PROGRAMA

La experiencia del proyecto se inició en el año escolar 1999 – 2000, tomando como instituto piloto a la Unidad Educativa TERESA DE LA PARRA, en el estado Mérida. Luego para el período 2000 - 2001 a través de los programas para las Escuelas Bolivarianas que adelanta la Dirección General Sectorial de Apoyo Docente del CONAC, se implementó en seis Escuelas Rurales entre los Estados Mérida y Táchira. Actualmente se está desarrollando a través del Instituto Metropolitano del Patrimonio Cultural de Caracas de la Alcaldía Mayor.

INTRODUCCIÓN

El presente proyecto está inscrito dentro de un programa general que adelanta PATRIMONIOS Instituto, denominado "Campaña de Alfabetización Patrimonial”, en el nivel de participación PATRIMONIOS, PARA NIÑOS, orientado a los niños en edad escolar y a menores que están fuera de los programas de educación formal ubicados en áreas urbanas y rurales de nuestro país.

EL PROBLEMA

PATRIMONIOS, dentro de sus criterios ha sostenido que la identidad de un individuo está estrechamente ligada al reconocimiento de su patrimonio cultural inmediato, y esto se debe reforzar desde la infancia, bien sea en el ámbito de la educación formal o informal. PATRIMONIOS, Instituto considera que al permitirle a los niños y jóvenes el derecho a reconocer quienes son, reconocer el entorno donde se desarrollan, el patrimonio que lo rodea tanto natural y cultural, entre otros aspectos, podrán defender estos valores que se le habrán inculcado y cuando sean adultos multiplicar este esfuerzo y así poco a poco, rescatar nuestros valores patrimoniales tan olvidados.

ANTECEDENTES

En Venezuela no hay registro formal de experiencias similares por parte de los entes gubernamentales como tampoco por la sociedad civil organizada. En este aspecto se puede considerar que el programa PATRIMONIOS, PARA NIÑOS, a través del Proyecto DERECHO A SABER QUIEN SOY, que adelanta PATRIMONIOS, Instituto, es pionero en su tipo y que ha sido diseñado para cubrir los vacíos hacia la valorización del patrimonio cultural y natural que tenemos en las últimas generaciones, producto de los procesos ineludibles de la Globalización. El proyecto no se trata solamente de arte, ambiente o cultura; sino de la vida misma.

OBJETIVOS

General: Reforzar la identidad cultural nacional de los niños a través de la valorización y reconocimiento del patrimonio cultural y natural.
Específicos: (a) Motivar a los niños desertores del sistema educativo para el retorno al sistema formal educativo, a través del desarrollo en estos niños de la necesidad de la alfabetización y nociones de matemática para poder ser guías del patrimonio cultural y natural (b) Capacitar a los adolescentes con necesidades económicas, como guías en el área de turismo patrimonial y ambiental, y así permitirles una fuente alternativa de ingresos al grupo familiar (c) Integrar a las comunidades en los procesos de capacitación de los niños (d) Aumentar la autoestima en los niños para hacerlos sentir que tienen mucho "valor". (e) Estimular la autogestión del programa en las comunidades participantes.

ALCANCES

El proyecto DERECHO A SABER QUIEN SOY, pretende actuar con los niños involucrando a las comunidades en la gestión del mismo. La manera de enfrentarlo que PATRIMONIOS ha ideado es a través de la organización y seguimiento del grupo de niños o adolescentes participantes, por lo que el programa de capacitación que PATRIMONIOS, Instituto ofrece está dirigido primeramente a los conductores de la experiencia pertenecientes a las comunidades. Luego estos facilitadores, transmiten y ponen en práctica las estrategias con los niños. El Proyecto es adaptable en cualquier área geográfica de la nación bien sea urbana o rural, así como en cualquier estrato social.

METODOLOGÍA

El proyecto DERECHO A SABER QUIEN SOY, tiene como proceso de trabajo, el reconocimiento y valorización del patrimonio cultural y natural inmediato que los niños viven día a día, a través de actividades académicas y recreacionales conducidas por planes elaborados para tal fin enmarcadas dentro del proceso educativo formal. La experiencia se desarrolla en cuatro fases de trabajo: Fase A de Preparación, Fase B de Aplicación, Fase C de Registro y Seguimiento, y Fase D de Evaluación.

ACTORES
a.- PRIMEROS ACTORES: los docentes o los líderes comunales, pues son ellos los que van a desarrollar la actividad con sus niños. Es importante al momento de desarrollar la experiencia contar con el aval de la comunidad educativa, vecinal, o de cualquier otra naturaleza, pues la idea es crear en estos multiplicadores la conciencia que son ellos los principales colaboradores en el desarrollo de la misma b.- SEGUNDOS ACTORES: los niños de las escuelas, los desertores escolares. BENEFICIARIOS DIRECTOS DE LA COMUNIDAD: La acción se puede emprender en tres ámbitos: a.- Comunidades educativas b.Comunidades civiles organizadas c.- Grupos de niños en exclusión social.
Interesado en los talleres comunicarse con la Arq. Fabiola Velasco - fabiola-velasco@hotmail.com