martes, 5 de febrero de 2008

VALORES DE RECONOCIMIENTO Y VALORES DE CONOCIMIENTO, Una herramienta para la valorizacón del patrimonio cultural

El término cultura con frecuencia se utiliza para referirse a los productos intelectuales, musicales, artísticos y literarios de una sociedad, la “alta cultura”. En la antropología el concepto de cultura se refiere a todas las formas de vida de una sociedad: valores, prácticas, símbolos, instituciones y relaciones humanas.

El Patrimonio Cultural está dominado por estas dos tendencias, por lo culto y por lo oculto, es decir por lo dominante y lo popular. Ambas posiciones son asimiladas por herencia, bien sea de la vivencia socializada de la escuela, la familia o simplemente por la intuición a través de la relación con el medio geográfico en que se desarrolla la actividad cotidiana.
Con esta premisa se puede manifestar que todos de manera consciente e inconsciente tenemos presente la idea del patrimonio cultural.

Según el diccionario Larousse, patrimonio se define como: “Hacienda que una persona hereda de sus ascendientes/ fig. Bienes propios adquiridos por cualquier título”.
Dentro de este concepto muy general se desglosa un término clave para poder entender la razón de patrimonio: la herencia, que según el mismo diccionario se conoce como: “Derecho a heredar. Bienes y derechos que se heredan”, es decir, “suceder por disposición testamentaria o legal en los bienes y acciones que uno tenía al tiempo de su muerte”.

Así, con estas dos definiciones es posible identificar la importancia y la responsabilidad que se tiene ante el traspaso de la herencia en tanto a que se identifiquen los bienes o aquello que tiene en si mismo el complemento de la perfección en su propio género o lo que es objeto de la voluntad, que como seres racionales estamos en la capacidad consciente de clasificar.
Con esto, el proceso de identificación del patrimonio comienza en el mismo momento en que los individuos o grupos sociales aceptan un “bien” de manera consciente, catalogándolo propio y único como objeto que se puede traspasar o heredar como parte de una identidad. La identidad reconoce al individuo, hace que dos o más cosas distintas parezcan y se consideren como una misma.

A través de este proceso voluntario de reconocer y agrupar cosas distintas como producto de una identidad, se generan un conjunto de bienes muy propios, que como producción de la evolución del conocimiento del hombre son el resultado de una cultura, entendida esta como el conjunto complejo y numeroso de bienes de carácter espiritual y material; forma común aprendida por herencia, traspaso o adquisición de derechos.
Es así como finalmente entonces es posible definir el patrimonio cultural de manera más específica como: El conjunto de bienes, producidos por el hombre, de carácter espiritual y material que se heredan de los ascendientes y que identifica a cada grupo social particular.

VALORACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL. VALORES DE RECONOCIMIENTO Y VALORES DE CONOCIMIENTO.

Un valor es lo que enriquece, lo que aporta una ganancia, lo que hace que algo sea apreciado, querido, deseado. En el caso de las personas, un valor es lo que nos aporta dignidad, lo que acrecienta nuestra humanidad, lo que aporta calidad a nuestras vida. Nadie puede sustentar su vida sobre algo que no tenga valor, que no sea valioso para su proyección de existencia como persona o como parte de un grupo social. Entre el conjunto de valores que enriquecen a la humanidad, están los valores culturales, considerándolos básicos y por lo tanto inintercambiables e innegociables, por ser estos los que modelan la identidad social. Estos son la base para el reconocimiento y aprecio de nosotros mismos como seres que compartimos en sociedad.
Entonces con la premisa de considerar que la cultura afecta el desarrollo de la sociedad, en términos subjetivos, esta se desarrolla sobre valores, actitudes, creencias, orientaciones y suposiciones subyacentes que prevalecen entre las personas que conforman una colectividad, caracterizando el modo de proceder y de ser de cada uno en su conjunto.
Es así como el patrimonio cultural definido como el conjunto de bienes materiales o espirituales producidos por un grupo social durante su evolución histórica, con los cuales se identifican, primeramente tienen una aceptación afectiva-emotiva, porque se experimentan como algo bueno, bello, satisfactorio y por lo tanto deseable de tener, mantener y disfrutar. En este sentido precisamos los valores como principios de sabiduría con los cuales respondemos y justificamos las necesidades de nuestra existencia, del ser y del querer ser. Desconocer o ignorar el sentido de los valores de un elemento determinado apuntan en negar la razón misma de su existencia y por ende de su permanencia.

La valoración del patrimonio cultural tiene sentido, si solo si, son parte de las necesidades del grupo social al cual pertenece el bien patrimonial, en el enriquecimiento y afianzamiento de su identidad cultural, de manera de comprender en profundidad el comportamiento y acciones que identifican a los seres los unos con los otros y con ellos mismos.

Las necesidades no solo son la falta de algo, también son potencialidades que motivan y movilizan a un grupo social a generar acciones renovadoras que satisfacen un proceso de evolución o cambio social. De allí la dinámica de los procesos de valoración del patrimonio cultural, los cuales deben ser continuos y de visiones amplias adecuadas a las necesidades históricas y sociales en que se vive.

De esta manera podemos definir que las necesidades humanas, tanto espirituales como materiales, conducen el justo valor que le otorgamos a cada una de las cosas o bienes que producimos. Los valores son los filtros de lo que deseamos ser, tener, hacer y estar, es decir, son los que justifican el verdadero sentido de existir.

Estas cuatro categorías existenciales: ser, tener, hacer y estar, se pueden articular con diez categorías de necesidades: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad, libertad y trascendencia, formando una matriz en la que podamos situar de un modo más comprensible los valores y los campos en los cuales cada uno de ellos responde al conjunto de necesidades culturales de un grupo social.

El hecho de considerar un bien material o espiritual como patrimonial, es decir, que es susceptible a dejarlo como herencia a las generaciones venideras, lo carga de valores que responden a necesidades de subsistencia, de protección o conservación, de afecto, de disfrute, ocio y participación, de identidad, libertad y trascendencia del hecho patrimonial. Cada una de las categorías antes mencionadas se amoldan a las necesidades básicas de existir y construir.

Para estimar el valor del patrimonio cultural debe tomarse en cuenta las necesidades sociales que lo modelan en su momento histórico, considerados valores subjetivos que no se reflejan en la economía de mercados, donde comúnmente se usa el término valor.
Entonces visto el patrimonio cultural dentro de dimensiones netamente sociales, no como pasivo de la historia sino como activo de la memoria y de la identidad, se puede categorizar los valores de un bien patrimonial cultural dentro de las cinco siguientes variables: [1]

1. Valor de ser o existencia: el hecho de la sola presencia, material o inmaterial de un bien patrimonial, produce beneficios en las comunidades, incluso si algunos de sus individuos no toman parte de ninguno de sus alternativas de uso, disfrute o consumo.
2. Valor de prestigio: el hecho de poseer un determinado bien patrimonial que contribuya a un sentimiento de identidad regional, nacional o mundial, hacen que de acuerdo a su categoría contribuya a la notoriedad de determinado grupo social.
3. Valor de opción o elección: El grupo social poseedor de un bien patrimonial tiene el beneficio y la posibilidad de asistir, disfrutar y beneficiarse de estos acontecimientos patrimoniales incluso si no llegaran a hacerlo realmente.
4. Valor de educación: el conocimiento de la esencia del patrimonio cultural contribuye a la promoción de los valores históricos y sociales que afianzan la identidad de los individuos y al desarrollo del pensamiento creador de una sociedad.
5. Valor de legado: la herencia cultural beneficia a los individuos o a los grupos sociales en dejar como legado una base cultural a las generaciones futuras, aunque ellas mismas no hayan tomado parte en el proceso de reconocimiento del bien patrimonial.
Los procesos de reconocimiento de estos valores, intrínsecos en su esencia, son elaborados por los grupos sociales de manea intuitiva. Algo es considerado patrimonio cultural, porque identifica a un grupo social, lo reconocen y le dan valor, por lo general uno de los mejores beneficios de estos valores son los activos sociales y espirituales, aunque estamos acostumbrados a solo ver los beneficios económicos que algo puede otorgar.

En esencia se puede afirmar que los valores adjudicados a un bien patrimonial vienen definidos por el grupo de necesidades de existencia y permanencia de los grupos sociales actores de su propia historia. En este sentido, se crea una matriz que nos demuestra como las cinco variables de valores definidas, responden a las diez categorías de necesidades involucradas, concluyendo que las necesidades sociales existenciales son las que construyen valores que justifican la importancia de un bien patrimonial.

Hasta ahora hemos precisado valores netamente sociales, los cuales se definirán como valores de reconocimiento, demarcados estos como los valores que adquiere el patrimonio cultural a través del reconocimiento de este por su propio grupo social. Los valores de reconocimiento se manejan de manera reflexiva intuitiva, de acuerdo a las necesidades de dejar huella, hacer historia o reforzar identidades culturales.

Después que un bien patrimonial gana valores de reconocimiento demarcados por su comunidad, inmediatamente demanda el avaluó de los valores de conocimiento, que como todo valor va a beneficiar con la comprensión profunda del hecho patrimonial.
Así como el compromiso de los valores de reconocimiento son netamente sociales, los valores de conocimiento son responsabilidad de los expertos en el área de la conservación. También se producen de las necesidades de profundizar el entendimiento del bien patrimonial de manera técnica y científica a fin de tomar decisiones para su intervención y recuperación de manera sustentada, con el sentido de no perjudicar el valor de autenticidad de la cual gozan todos los bienes patrimoniales tanto materiales como espirituales.

De acuerdo a la tipificación establecida para la clasificación del patrimonio cultural, bien sea este tangible o intangible, el estudio para su valorización se demarcan dentro de dos categorías de valores de conocimiento: los históricos y los estéticos, que responden a necesidades técnicas de identificación, descripción, comprensión, juicio crítico y toma de decisiones.
Valores históricos: son todos los aportes que atribuye lo relacionado a la evolución real del bien patrimonial en el tiempo en un sentido filológico, no solo en su instancia física sino también en la mundología social.
Valores estéticos: Son las características artísticas, arquitectónicas, urbanas, lúdicas del bien patrimonial, que enriquecen su percepción e interpretación en el tiempo real.

[1] De acuerdo a FREY (1997:173) se han seleccionado las variables enunciadas utilizadas para el estudio de los valores del arte que no se reflejan el mercado. A efecto de esta investigación se han tomado como referencia considerando que condicionan el valor real del patrimonio cultural y se han adaptado a los conceptos manejados, logrando crear lineamientos propios a la investigación planteada.
Texto original: Arq. Fabiola Velasco (2005)

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